Pues antes de subir la tercera tira de la BiZarra (q por cierto esta medio dificil por algunos detallitos) les dejo una histria medio kinky q se me ocurrio el sabado
sale q les sea leve, q la disfruten... ;)
Y no se si debo olvidar lo que vi y sentí, o guardarlo para usarlo como chantaje la próxima vez que me atrapen haciendo algo malo.
Me llamo Karla y vivo en una gran casa; donde solían vivir mis abuelos con sus 14 hijos. 8 mujeres y 6 hombres, entre esos 6 hombres, mi padre. Mis abuelos criaron a su familia en ese caserón de aproximadamente 1500 o 2000 m2, que después de que la mayoría se caso y se fue, solo quedaron dos de mis tíos solteros al cuidado de mis abuelos y la casa; a la muerte de mis abuelos la casa se quedo solo con ellos dos, y después del divorcio de mis padres, el segundo matrimonio de mi madre con un bastardo de lo peor y la emigración de mi padre a otro país por su trabajo y el hecho de no poderlo acompañar, me llevaron a ser otra habitante mas de la gran casa de mi abuelos.
Desde que llegue ahí, cuando tenía aproximadamente 15 años, mis tíos me han criado con una mentalidad responsable y estricta, muchas limitaciones y una idea firme de comportamiento social y modales. Y pese a mis ideas liberales y rebeldes de una típica adolescente moderna, he intentado comportarme o por lo menos, cuidarme de lo que digo y hago frete a mis tíos.
Pero no es eso de lo que les quiero hablar. Ahora ya con 20 años y feliz de llevar 6 meses en una relación con mi novio Alberto, hemos decidido “jurarnos amor eterno” ósea, hacer el amor de una forma tan desenfrenada y romántica como solo nosotros podemos saber. El problema es que hay que pensar el momento, el lugar adecuado y claro esta, tener todo fríamente calculado para no sufrir algún bochorno o vergüenza.
Tras semanas de buscar la oportunidad perfecta, vimos brillar la luz un sábado por la noche; viendo que mi tío Pepo (hombre gay soltero de 45 años, que como todo buen homosexual digno y honrado esta relacionado con los salones de belleza) saldría el fin de semana a unas conferencias en la capital, y los padres de mi novio irían a visitar a su tía enferma, jurando que el estaría solo en casa sin nada que hacer, no tuvimos mas opción que planear la velada perfecta.
Confiando en mi vieja amiga Rocío de la prepa, que aunque no confía en Alberto, si confía fielmente en mí; fue mi cómplice al momento de hacer creer a mi tía que pasaríamos una “girls night” como en los viejos tiempos: una película romántica, una pijamaza y despertar hasta el medio día siguiente.
Todo esta planeado, perfecto, cada detalle, cada instante; me comían las ansias de saber que estaríamos cuerpo a cuerpo sin limites.
Y llego el día; habíamos ido a cenar a un viejo restaurante del centro, algo sencillo antes del sexo. Estábamos por ir a su casa a comenzar con todo, cuando recordé que había olvidado unas cuantas cosas en casa, decidimos pasar por ellas muy silenciosamente sin que mi tía nos descubriera, me introduje por la puerta rasera para no hacer ruido, solo tomaría rápido unas cosas de mi habitación. Cuando entre, note que en el enorme patio de la casa, había un auto desconocido, solo me pregunto por el pero no le tome importancia. Al entrar por la puerta, desvíe mi mirada hacia el comedor, que estaba junto a la cocina, y note los múltiples arreglos y detalles que generalmente no estaban, como candelabros con velas aromáticas, un mantel fino, discos de baladas románticas en el stereo y una botella de vino fino. Una vez mas no le tome importancia y seguí adelante. Por fin, estando frente a la habitación que compartía con mi tía, y apunto de abrir la puerta… escucho unos ruidos poco usuales. Y al echar un vistazo por la vieja mirilla de la puerta de madera, veo como mi tía gemía y gritaba como quinceañera en su primer orgasmo. Desnuda y aferrada con uñas y dientes a la cama, se encontraba ella siendo penetrada por un hombre que apenas rebasaba su edad y que en mi vida había visto, ni muchos menos supiera que tuviera alguna clase de relación con ella.
El hombre con un cuerpo como pocos, hacia el amor a mi tía, con unas ganas, que si en ese momento yo no hubiera estado en plan de sombra, me les uno para sentir un poco ese miembro que desgarraba las terminaciones nerviosas de la vagina de mi tía.
Y solo me quede observando… no lo podía creer, lo que estaba pasando era algo nuevo para mi, quede paralizada por unos segundos.
Y no lo catalogo como algo malo, y menos si yo planeaba hacer exactamente lo mismo; simplemente que según las reglas de mi abuela, la única forma de hacer el amor en esa casa, era estando bajo los fieles lazos del matrimonio. Pero que importaba, ahora que había visto gozar de lo lindo a la mujer que me educa en mi años de juventud y que es la responsable de mi cargo, yo podía coger toda la noche sin remordimiento; pues como dije en un principio, puedo usa eso como chantaje.