Una puñalada en la espalda, tres noches en vela, y
siete cajetillas de cigarros…
Sigo en espera, del veredicto, positivo y negativo,
Para saber que hay en la alacena para cenar, y
desayunar;
Yo nunca juzgo, solo observo y saco conclusiones.
Te de tila, y tinta china. Son la culpa que me delata.
Son los restos del naufragio.
Los platos rotos, los días contados. Tic toc, el reloj
cucu, y los pechos de mujer.
El puñal ensangrentado, que adorna la mesa del
comedor, y la cortina de humo,
La pipa de la paz, y esas gotas de limón que caen en
la herida. Satisfacción.
Escoge una carta, y no me digas cual es. Memorízala.
Luego quémala junto con tus ilusiones.
Para que el día de mañana no haya obstáculos en tu
camino.
Giran las ruedas del automóvil. Giran las manecillas
del reloj. Gira el cilindro del revolver.
Y se oye un silencio. Se sienten los azotes del
viento, y las lágrimas del viento.
He aquí el cadáver. Quién fue el culpable del crimen.
Juzgue usted.