viernes, 29 de enero de 2010

La casta de los pobres


De fría soledad,
a turbia tentación,
cargada de agua celestial
en el agujero de la realidad;
que nació por lujuria divina
y yacio por no querer esperar,
las doce campanadas eternas
que el tiempo juro borrar.

Así te escribo hoy,
esta ultima serenidad;
acompañada de caricias,
y esencias que nunca pude olvidar.
Aquí sigo esperando,
oh dulce despertar:
Cazadora de pecados,
doncella del más allá.

Si la muerte me reza,
no gracias a ti;
si en cambio te vendo,
mi alma, en pos de vivir.
Que callen los sordos
y reinen bastardos;
de frías conciencias,
esta lleno el cansancio...

1 comentario:

  1. Que cosa mas linda, cada palabra tan sutil, las imágenes que crea, wow bravo!! Jaja me gusta mucho como redactas, ¿siempre as escrito?

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