jueves, 15 de mayo de 2014

El carro que no puedo manejar


Cuando se es niño se tienen muchos anhelos de grande, es decir, se sueña con el tipo de casa donde se quiere vivir, el tipo de esposa con la que se quiere casar, el tipo de trabajo que se quiere tener, incluso hasta en que parte del mundo de quiere vivir; pero sin duda el más común de todos es, el tipo de auto que se quiere tener. Generalmente muchos sueñan con algún tipo de auto deportivo –que para fines prácticos no se puede comprar en este país tercermundista-, dicho auto se queda como un detalle de algo que queremos alcanzar, y así pasen los años y nos deje de interesar, por una o mil razones, siempre estará el recuerdo de lo que soñamos manejar.

Aquí es donde empieza mi texto: suponiendo un escenario donde yo tuviera un auto soñado, que quisiera comprar para presumir mi exitosa carrera, supongo que sería un BMW, un Ferrari, un Lamborghini, o en su defecto un FIAT. El primero porque antes me gustaban los BMW, y los demás porque son italianos. En cualquier caso, en este momento de mi vida, me encuentro desesperado, fúrico, confundido, hasta cierto temeroso de muchas cosas, y decepcionado de otras. Eso se debe a que curiosamente, ¡TENGO ESE AUTO EN ESTE MOMENTO!, lo tengo ahí guardado en el garaje. Eso porque no lo puedo manejar, ni siquiera puedo presumir que lo tengo. ¿Y eso porque? Porque resulta que está mal ante Dios que yo tenga ese lujo, incluso está mal para algunas otras personas que tenga la oportunidad; y solo por eso no debo disfrutar de algo que tarde mucho tiempo en conseguir. Pero que quede claro, esto nunca se ha tratado de mi.