jueves, 20 de octubre de 2016

De esas veces

De esas veces que el alcohol no sabe a alcohol, sino a jarabe para la tos.
Cuando escuche el silbato del tren, solo pienso en lo mucho que te amé.
Ella nunca se enteró. Solo quería revolcarse como cochi sobre la mierda. Sobre mí.
Entre cuerdas de acero y lonas de sudor y sangre.

Pericles que compuso esta balada, ahora se lamenta las horas de Octubre.
¡Ni uno más! Gritan los sordos. ¡Ni uno más! Lloran los ciegos.
Porque entre las calles y las alcantarillas, nacen esos fétidos deseos.
Porque la carne más buena, no es la más blanda, sino la más salada.
Al carbón saben mejor las lágrimas y las pechugas.


Tres kilos fue todo lo que comí. Y los que vienen conmigo, repitieron merengue.