Pensé que se había ido para siempre. Pero vuelve cada noche.
Me pregunto que
debo hacer para sobrevivir a esta espera.
Tomo mi mano y
me acaricio. Pero no se siente igual.
Camino desnudo
hacia el sofá. Una guitarra me mira.
Tomo la botella
de coñac, y un vaso lleno de polvo.
Me siento a
fumar un cigarrillo, y tomar mi coñac,
Mientras pienso
en las felaciones que ella me hizo en ese mismo sofá.
Me vuelvo a acariciar, y una lagrima escapa. La extraño mucho.
Miro otra vez la guitarra, pienso en ella, no para tocarla.
Quizás no sea
tarde para llamarla. Y si no contesta…
Ya será mañana
otro día morir.
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