domingo, 2 de febrero de 2014

Nada queda


Parece que se tiene todo, cuando no se tiene nada.
Cometer errores, esperando no cometerlos.
Confiar en las personas que no merecen nuestra confianza, y darles las espalda a quienes si la merecen.
Correr de espaldas, regresando.
Ver a una pareja alegre, pensar en las marcas de tu cara,
Las lágrimas y las sonrisas. El corazón a medias, como el pastel.
Ya nada queda, el boleto de lotería, los libros del colegio, las botellas vacías de vino barato.
Casi como si hubiera estado planeado; casi, porque lo planee y no paso.
Adiós y ayer son las mismas palabras. Para ella.
Para mí no. Para mi nada queda.
Dejamos de vernos, y de hablarnos,
De llorarnos, y de llorar por otras personas a escondidas.
¡Un bebé! Que jamás nació, pero se engendró.
Nuestro futuro, nuestra esperanza.
La sonrisa fingida, y la lecha tibia.
Nada queda…. Ni las sobras…

Nada…

1 comentario:

  1. Para qué hablar, si el veredicto del juez apuntó que ella ni fue perfecta, ni nunca se esforzó por serlo, ni jamás le importó el ser amado. Las palabras destruyen y condenan, por lo que resulta mejor llorar en silencio, al ritmo de la lluvia.

    ResponderEliminar