Engendrado entre tierra y basura,
creció jugando en asfalto caliente
vendiendo contrabandos y promesas vacías,
aire en los bolsillos y en la panza.
Quizá este no es mundo para el, y aun así aquí esta.
El tiempo y el sol le dejaron cicatrices,
una banca en el parque y una botella de licor,
actuando en las calles para poder comer,
un pedazo de pan, y una pizca de dignidad.
El sol no sale para todos.
Es dueño de la nada y de todo a la vez.
Conoce cada esquina y cada historia.
Todos lo conocen, pero él no conoce a nadie.
Nadie lo conoce, solo lo han visto deambular.
Él es el Rey y es dueño de todo.
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