domingo, 13 de junio de 2021

Circulo de Do

Vi su cuerpo dibujado por el paisaje, y si su bello rostro.

Pensé que se había ido para siempre. Pero vuelve cada noche.

Me pregunto que debo hacer para sobrevivir a esta espera.

Tomo mi mano y me acaricio. Pero no se siente igual.

 

Camino desnudo hacia el sofá. Una guitarra me mira.

Tomo la botella de coñac, y un vaso lleno de polvo.

Me siento a fumar un cigarrillo, y tomar mi coñac,

Mientras pienso en las felaciones que ella me hizo en ese mismo sofá.

 

Me vuelvo a acariciar, y una lagrima escapa. La extraño mucho.

Miro otra vez la guitarra, pienso en ella, no para tocarla.

Quizás no sea tarde para llamarla. Y si no contesta…

Ya será mañana otro día morir.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Mascarada

La mire. La mire como nunca la había visto. Me llamó la atención.

Me llamó la atención como nunca lo había hecho. Estaba diferente.

La mire no como una niña, ni tampoco como una dama. La mire como mujer.

Seriedad y seducción en su rostro. Una copa descansando en un guante de seda.

Y las horas del relo’. La música era tibia, pero los ánimos, helados como Rusia.

¡Tin tan!… las primeras campanadas. Es la hora de servir los canapés.

 

Ella aun no notaba mi presencia. Yo la espiaba como halcón que vigila a su presa.

¿Qué se enconderá tras esa máscara? ¿Tras esa sonrisa burlona? ¿Tras ese escote negro?

- ¡Bailemos! - Gritó un bigotudo con botas de montar. La noche aun es virgen.

La pista se comenzó a llenas de animas pecadoras. De rostros nuevos pero conocidos.

-Bailemos, dije yo. Con paso firme fui atacar a mi presa. Pero otro depredador llego primero.

¡Tin tan!... las segundas campanadas. Es hora de servir más licor.

 

La melodía no parece cesar, y lo ánimos se comienzan a calmar. Un resbalón.

El alcohol ya empieza a hacer efecto. Algunas parejas se han alejado de la pista.

Mis ojos siguen a mi presa. No la pierdo de vista. Paciencia, aun no es mi turno.

Las risas burlonas y sensuales se comienzan a escuchar. La música se vuelve más tenue.

Las copas ya se han vaciado. Los cuerpos ya se comienzan a juntar.

¡Tin tan!... las terceras campanadas. Es hora de bajar la iluminación.

 

El usurpador ha dejado vulnerable a mi presa. Es mi turno de mover.

- ¿Me permite esta pieza? Le pregunto. ¿La más esperada por todos? Me contesta.

Acerco mi cara a su oído. Como queriendo besar su cuello.

-Qué casualidad, yo también la he estado esperando a usted toda la noche.

- ¿Quién es usted? Me pregunto. Quizás era miedo, quizás era intriga.

Todos somos esclavos del incognito. Tomó mi mano y fuimos al centro de la pista.

 

La melodía se volvía más sensible y personal. Parecía que nos habíamos quedado solos.

Mientras mi mano descansaba en su cintura, su mano presionaba mi hombro.

El mensaje ya lo conocía, y la regla también: nunca muestres tu verdadero rostro.

El entorno se había convertido en Sodoma y Gomorra. Poco a poco las pieles se iban cayendo.

Mi mano había subido hasta el cierre del vestido.  Su sonrisa burlona aceptó la ofrenda.

¡Tin tan!... las cuartas campanadas. Es hora de comenzar el juego.

 

Me besaron sus labios escarlatas. Mis intenciones no dejaron nada a la imaginación.

Baje el cierre hasta poder sentir su espalda fría. Ella por su parte ni perdió tampoco el tiempo.

No alejamos de la pista de baile. Para ese momento ya estaba casi vacía.

Fuimos a un rincón del recibidor, donde un sofá de piel negra noes estaba esperando

Desanude mi corbata. Y su vestido morado yacía en el suelo. ¡BINGO! Grité. –

¡Tin tan! Las quintas campanadas. El juego se convirtió en guerra.

 

Y como en toda guerra, en esta mascarada gana el que al final suda, sangra y llora más…

viernes, 16 de octubre de 2020

Espero que leas esto

Espero que leas esto. La que se burla de mi en cada oportunidad.
La que constantemente me observa sin que yo me dé cuenta. La que pretende ser mejor que yo.
La que me uso como un pañuelo desechable solo por no ser valuable.
Espero que algún día se voltee la tortilla. Y que tu maquillaje se derrita con tus lagrimas huecas.
Espero que leas esto. Tú que me hiciste creer de nuevo en el amor.
Y me dejó por un tecnicismo, bajo la vaga incertidumbre. Espero te duela como a mí.
Espero que leas esto. Y tus voces se callen, para que tus ideas se iluminen y hagas lo que predicas.
Tus miedos no sirven de mucho en el otro lado, ¿verdad?
Espero que leas esto. Exótica fantochista que simplemente me dejó con la palabra en la boca.
Y se alejo de mi por cobardía. Espero chingues a tu madre.
Espero que leas esto. Egoísta mal agradecida que se olvida de las raíces, cuando conoce las alas.
Pero no navega, solo flota como un peso muerto. Y aun así se imagina en la cima del mundo.
Espero que leas esto, oportunista que me pisa la cola, porque sabe que vive a mi sombra.
Espero que todos lean esto, porque ya me canse que escribirlo.
Espero que leas esto. Que viajas por el mundo esperando llenar un vacío con cosas materiales.

miércoles, 15 de abril de 2020

Música para mis oídos


El silencio, suena en la habitación. Ahora todo está tomando color.
Las ventanas tienen luz, los vasos tienen agua, las macetas están floreciendo.
Ayer recibí una llamada de la abuela. Me conto que su perro se enfermó del estómago.
Me habló de la novela de las 8, y del protagonista.

Juego a las cartas con la soledad, mientras escucho el noticiero de las 5.
Cae de la escalera una mota de polvo, entre las estelas de luz puedo seguir su recorrido.
¿Ella no está? Preguntan en el libro. Ella se fue. Me respondo a mí mismo.
El reloj cucú comienza a sonar, ya son las 6. Voy por una taza de té.

Creo en que mañana lloverá, las nubes en mis ojos me lo predicen.
A veces la extraño, aunque ella a mi no. A veces la sueño, y siento que la beso.
¡Este café sabe a rayos! Olvide ponerle azúcar. Mejor le pongo jugo de limón.
Y toco la guitarra para callar al silencio. Música para mis oídos.

lunes, 16 de marzo de 2020

La gente le tiene más miedo a las palabras, que a las acciones.



Llevo meses masticando esa idea, hoy justamente me di cuenta que cada vez es más cierta esta afirmación. Les explico.
La mayoría de los mexicanos fuimos criados bajo las reglas morales del cristianismo tradicional (10 mandamientos), y sobre las acciones que debemos o no hacer relacionadas a esas reglas. Ellas nos dictan ciertos códigos de conducta, así como ciertas prohibiciones para una mejor convivencia entre las sociedades. Dicen que no debemos jurar en nombre de Dios, ni robar, matar, mentir, cometer adulterio o codiciar lo ajena. Pues bien, suena fácil leerlo en papel, incluso pensarlo, pero al momento de llevarlo a la realidad, es otra la historia. Comencemos por la idea de mentir o codiciar lo ajeno. Sabemos en teoría, que es malo, no obstante, aun así, lo hacemos con toda naturalidad; pero si alguien lo expresa, perdemos el control y satanisamos la situación. Ni hablar de robar o matar que son delitos penales, mucho menos de cometer adulterio…
Tienen miedo a decir o pensar en hacer algo, pero ese mismo miedo se esfuma al momento de llevarlo a cabo. Aquí es donde se refleja la doble moral de la sociedad.

miércoles, 5 de febrero de 2020

No me hables de amor


Le dijo el comal a la hoya.
Tu que navegas con bandera de blanca paloma,
Y te tapas los ojos con las plumas negras,
Tu que corriste el maratón de Ámsterdam
Y pediste perdón en los bares de Dublín.

¿Quién soy yo para reclamarte algo? ¿Quién soy yo?
¿Qué soy yo? Si no un pobre servidor de esta cruel vida.
Que apostó lo que mas amaba por estar en paz,
Y se quedó viendo al horizonte con lágrimas en los ojos,
Y ceniza en las manos. ¿Qué soy yo?

Dime la verdad. Háblame de ti. Háblame de como juegas las cartas.
De la mascara que cubre tu cara, y de la venda que cobre tus ojos.
Háblame de ti, y de tus sueños frustrados; de como yo los frustre.
Que no se respire la ruina ni el miedo. Que no se respire.
No solo de vodka vive el hombre, también de canciones de amor.

No me hables de amor, tu que me conociste una noche de verano,
Entre prostitutas y toxicómanos, háblame de tu.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Desgarrador


¡Basta ya! Ella lo sabe, esto es una tortura.
Me mira, y se burla de mí.
Me asfixia y se queda ahí, inmóvil.
Luego cuando estoy en el suelo, se va para siempre.
Me pongo de pie, sigo adelante.
La vida sigue: Mañana es otro día. La vida sigue.

Luego cuando he avanzado, vuelve a tomarme de la mano.
Me invita a tomar un café, comer juntos.
Me dice cosas bonitas, de sus sueños, y textos.
Me toma de la mano, y luego me roba la cartera.
Se burla de mí de nuevo.
¿Qué es este juego? No lo sé.

La desesperación, la ansiedad, y la impotencia.
Todo al mismo tiempo, porque me conoce,
Sabe que soy débil y ella fuerte.
Sabe que no puedo con la incertidumbre.
Se masturba con mi obsesión. Y se baña con leche de burra.
Para ella es un juego, para mí una tortura.

La amnesia hace que todo se quede en el hoy,
Ya mañana es otro día. La vida sigue.
La compañía, que tanto disfruto solo,
Se vuelve la única vista que ella me puede envidiar.
Las realidades me mantienen de pie,
Mientras ella solo vive de su soledad.