La ráfaga de viento que un día, el silencio soplo;
La tinta invisible que plasma su alma en un papel,
Las gotas de lluvia que mojan, a cada segundo la piel...
Aquel mal recuerdo que tortura la sangre,
Y fiel a tu lema eres incansable;
Te juro por Dios que me sacas de quicio,
¿Realmente será necesario el suplicio?
No entiendo las falsas verdades,
Tampoco me explicas estas realidades;
A veces solo eres un acertijo,
La respuesta a la pregunta que nadie hizo...
A veces un soplo bendito, a veces una maldición
Que caes desde lo más profundo del corazón;
Y por feo que suene, tienes que aceptarlo,
No vales la pena, si piensas continuarlo…
Tristes bromas las que me juegas,
Tristes días los que me haces pasar,
Y pese a mi sufrimiento,
Te quedas sentada con los brazos cruzados…
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