viernes, 1 de julio de 2016
Y sigo sangrando
La noche que cae sobre mi cabeza, y asfixia mis perversiones
es la misma arma que lame mi cuello y alborota las neuronas,
esas neuronas que claman por virginidad y santidad,
esas neuronas que exigen un pedazo de esperanza.
Si ahogo los gritos y los llantos en barriles de cerveza,
no satisfago la totalidad de mis sueños mas profundos.
Si mendigo por migas de cariño en los callejones de la pubertad,
no me siento realizado ni como hombre ni como mujer.
Castillos rodearon los abandonados y apestosos huecos de mi razón
y entendimiento que jure proteger, ¿a qué costo?
le pregunto a diario al carnicero que vende boletos de lotería,
al ese rufián que gana todas las apuestas políticas en esta sociedad
-Le pregunto su real majestad, ¿es este el camino que ud. ha elegido?
-No, pero es este el camino, que me toco andar, a rastras y con los pies ensangrentados
porque de otro modo, qué valor tendría la vida, si solo reímos y hacemos el amor.
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