viernes, 4 de junio de 2010

La maldición que es vivir





Y sigo aquí, cayendo en un círculo vicioso, de amores y desilusiones, con manías obsesivas y un poco de imaginación.



Aun no logro olvidarla, y cada día mi mente me juega sucias bromas relacionadas con ella. Por ejemplo, cada vez que voy en mi auto, y escucho mi iPod, con buena música Rock, recuerdos los días que todos juntos como ‘familia feliz’ (en aquel tiempo, mi novia, sus hermanas gemelas y sus respectivos novios) salíamos al Club Paris a jugar billar, o íbamos a cenar Hot Dogs, y yo, como el hombre mayor, el que llevaba carro, y socialmente el ‘hombre grande’ del grupo, me tomaba la molestia de educarlos a todos, musicalmente hablando, cada vez que una de las canciones en el reproductor comenzaba. Era divertido. Otras contadas veces, las que logro soñarla –Y digo logro, porque el hecho de que mi mente se tome la molestia de participar en ese ejercicio es casi imposible, ósea, es raro que yo tenga sueños- y muchas otras, las que veo cualquier cosa y sé que me lograra recordármela. ¿Qué vida la mía, no?



Mis colegas sugieren la idea de salir y llevarme a un ‘Table’, pero la verdad para masturbarme viendo mujeres semi desnudas y semi reales; me sale más barato y hasta más divertido ir al Google y buscar pornografía gratis –gracias ¬¬-

Eso sin tomar en cuenta lo decadente que se me hace ver a las mujeres como objetos sexuales y de entretenimiento masculino, y lo “mucho” que me atraen las ‘arañas’ esas, que si no tienen más de 20 enfermedades e infecciones de transmisión sexual, no tienen ninguna.



Así que probablemente me seguiré ahogando en tus recuerdos, en las heridas que dejaste; solo para curarme con la poca y patética ilusión de que algún día, vuelvas a estar a mi lado… AMEN

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